3 de noviembre de 2019

Scene40: 5. - Sonrisa

Sonó un gran estruendo y Lille se despertó sobresaltada. Miró el despertador pero estaba apagado. Aun medio dormida, estiró el brazo para llegar al interruptor de la luz, pero al darle no ocurrió nada. Una luz blanca inundó la habitación, creando sombras alargadas, extrañas y aterradoras. Otro estruendo sonó y a Lille se le heló la sangre. Se levantó y miró por la ventana. El viento silvaba y rugía como si estuviese enfadado.  La lluvia era fina pero implacable, no paraba de caer agua ni medio segundo, con fuerza, con bailes enérgicos causados por el viento. Era hipnótico.
Tras un largo rato observando la tormenta, Lille se dio cuenta de que la calle y el edificio de en frente tenían electricidad, pero ella no tenía. A oscuras, salvo por los breves momentos en los que los rayos iluminaban la estancia, pudo encontrar una pequeña linterna que usó para encontrar el cuadro de contadores. La verdad es que esas cosas de tocar palancas no eran su fuerte. Lille sabía cocinar y coser, pero no sabía arreglar un grifo que goteaba o cambiar una bombilla. No obstante, se armó de valor y observó atentamente las palancas que tenía delante. Todas estaban hacia arriba salvo un par que estaban hacia abajo. Se puso la linterna entre los dientes y probó a tirar de una de las dos palancas hacia arriba. No ocurrió nada. Tiró de la otra y empezaron a sonar pitiditos de diversos aparatos electrónicos. Satisfecha, hizo un recorrido por la casa para comprobar que todo funcionaba y se volvió a acostar, no sin antes volver a echar un vistazo por la ventana.
"Mañana hará un mal día y no podré ir a la montaña" pronosticó antes de quedarse dormida.
Horas más tarde, los primeros rayos del sol se filtraban por la ventana, sonó el despertador y Lille se lamentaba por no haberlo postpuesto para poder recuperar horas de sueño. Al momento se dio cuenta de que ya no sonaban truenos y que tampoco se oía el viento ni la lluvia. De un saltó, Lille se puso frente a la ventana y observó el exterior. La tormenta había pasado, había algunos charcos de agua, pero hacía un día espléndido. Ni una nube en el cielo y con buena temperatura. Lille sacó su mejor sonrisa mientras se preparaba para pasar un día estupendo en la montaña.

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