26 de marzo de 2018

Perdida [Atrapada-Taika]

/ continuación de Hospital /

- Buenas tardes! - el doctor entró a la habitación con paso firme y acelerado. - ¿Cómo te encuentras?
Taika no sabía muy bien qué tipo de comportamiento se esperaba de ella. Llevaba un buen rato sola mientras veía a gente con ropas extrañas pasar por delante de la puerta de su habitación. Entendía el idioma, pero desde luego no estaba en casa. No se atrevía a contar lo que le había ocurrido, ya que su maestro le había advertido sobre los mundos paralelos y las terribles consecuencias que podría acarrear acabar en uno de ellos.
- ¿Te has quedado muda? - el doctor parecía impacientarse mientras anotaba datos en un papel.
- Yo... no se qué ha pasado. - contestó por fin Taika, esperando que esa respuesta evasiva la ayudara a salir del paso.
- Bueno, es normal. Has perdido mucha sangre y hemos tenido que coserte la herida... ¿Sabes cómo te la hiciste? Te encontraron en medio de un campo vacío.
Taika tragó saliva y empezó a ponerse nerviosa. Sabía perfectamente lo que había ocurrido, pero no podía explicarlo. Quizá fingir amnesia era su mejor baza.
- No recuerdo nada...
- Ya veo... ¿Sabes cómo te llamas o dónde estás? - el doctor parecía algo preocupado.
- Me... me llamo Taika.
- ¿Taika? ¡Perfecto! Veo que empiezas a recordar... Estás en el Hospital de Tapa.
- ¿Tapa? - Taika se sentía perdida, jamás había oído hablar del lugar en el que se encontraba.
- ¿Te va sonando? Es probable que tengas amnesia retrógrada causada por esa lesión que tienes en la cabeza o por el trauma... - mientras hablaba, iba examinando las lesiones de Taika. No fue hasta que le tocó la cabeza que se dio cuenta de cuánto le dolía.
Al ver el gesto de dolor en la cara de Taika, el médico se disculpó y le subió un poco la dosis de calmante. Tras cruzar unas pocas palabras más con ella sobre sus cuidados, mencionó que se pasaría al día siguiente para comprobar su evolución y salió de la habitación. La chica pudo volver a respirar de nuevo. Se sentía perdida y no tenía ni idea de cómo volver a casa. Intentó dormir, pero las preocupaciones que le rondaban la cabeza no la dejaban.

¿Qué había sido de sus padres? Ni siquiera se había parado a preguntárselo hasta ese momento. Había estado demasiado ocupada pensando dónde estaba y cómo salir de allí. Necesitaba volver y para ello debía salir de esa habitación, pero aun tenía fuertes dolores y se sentía muy débil. Intentó recordar algún conjuro o hechizo que pudiera ayudarla en la situación en la que se encontraba, pero no conocía ninguno que pudiera usar.

Una enfermera entró en la habitación y se sorprendió al encontrársela despierta y llorando. Taika intentó disimular mientras la chica se acercaba lentamente.
- ¿Qué ocurre pequeña? - Taika se giró para ver bien a la enfermera. Era una mujer bajita, con el pelo rubio y canoso. Tenía muchas arrugas y estaba rellenita. A Taika le llamaba muchísimo la atención su aspecto. En su mundo solo la gente de la realeza o los grandes magos maestros podían llegar a tener su apariencia.
- Yo... - Taika no sabía cómo explicarle a la adorable mujer su infortunio.
- Tranquila, no debes llorar, todo se solucionará. Tu eres la muchacha que encontraron en el campo, ¿verdad? - la voz de la enfermera era tierna y alegre.
- Si, pero no recuerdo nada. - quiso aclarar Taika para evitar otro interrogatorio como el del doctor.
- No te preocupes, pronto tus padres o tus amigos vendrán a buscarte y volverás a tu casa. Seguro que tuviste un accidente montando en bicicleta. Mis sobrinos y mis nietos siempre salen por allí de acampada y el pequeño se hizo un esguince al pisar una de esas rocas que se esconden por la hierba alta.
Taika asintió aunque no tenía ni idea de lo que la mujer le estaba explicando. Por desgracia la idea de que sus padres o amigos pudieran aparecer para llevarla a casa era altamente improbable, por no decir imposible.
- ¿Qué ocurrirá si nadie viene a buscarme? - le preguntó a la enfermera con cara de preocupación.
La enfermera la miró sin borrar la sonrisa de su cara.
- Vendrán.
- ¿Y si no vienen porque no están aquí? ¿Y si no vienen porque no pueden? - la enfermera intuyó que Taika sabía más de lo que contaba.
- Pequeña, estás a salvo. Ahora no debes preocuparte por nada. Yo cuidaré de ti.

/ siguiente capítulo: Margareta

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